Durante más de un siglo, el mineral de hierro ha sido la materia prima sobre la que se ha fundamentado el desarrollo económico de Bizkaia. Su extracción alteró de manera irreversible el paisaje y obligó a construir, en poco tiempo, innumerables estructuras de ingeniería asociadas a la minería, llegando a propiciar la aparición de entidades de población nuevas en lugares donde nunca habían existido.
Sin embargo, a medida que la minería fue desapareciendo, sobre todo en las décadas de 1960 y 1970, las tierras que antes albergaban las explotaciones mineras fueron testigos de un lento abandono, quedando como testigos mudos de un pasado industrial que marcó tanto al territorio como a sus habitantes. La voraz actividad extractiva generó unos paisajes extrañamente modelados. Diseminadas por este relieve un tanto inquietante, solo una pequeña parte de las construcciones asociadas a la minería ha perdurado hasta nuestros días. En este capítulo repasaremos algunas de ellas.
El funicular de La Reineta
Esta obra de ingeniería, ubicada en el municipio de Trapagaran, conecta la parte baja de la localidad con el barrio alto de La Reineta. Inaugurado en 1926, fue diseñado para paliar el aislamiento de la zona minera de La Arboleda y montes de Triano. Con una longitud de 1.179 metros y un desnivel de 342 metros, es el funicular más largo del País Vasco y el segundo del estado. Su trazado incluye una curva única para llegar a la estación superior. Las estaciones fueron proyectadas por Diego de Basterra en estilo regionalista. Gestionado por Euskotren, fue reformado en 1985 y declarado Bien de Interés Cultural en 2014.
El poblado minero de La Arboleda
A poca distancia de la estación superior del funicular de La Reineta se encuentra el poblado minero de La Arboleda. Se halla en medio de un paisaje de belleza misteriosa, caracterizado por la presencia de grandes lagunas, que no son otra cosa que los enormes cráteres, rellenos de agua, generados por la actividad de las minas a cielo abierto.
A pesar del paso del tiempo y de los consecuentes cambios de uso y modos de vida, el poblado todavía conserva intacta la capacidad de evocar aquel pasado minero. La Arboleda surgió, a finales del siglo XIX, de la necesidad de acoger a la gran cantidad de personas inmigrantes que vinieron a trabajar a las minas. Poco a poco, se fue constituyendo como un núcleo con entidad propia, dotado de servicios, como escuela, economato, hospital, iglesia, cuartel de la Guardia Civil, cine, casa del pueblo, etc.
Muestra, todavía, una rica tipología de viviendas de mineros, entre las que destacan algunos ejemplos de casas de madera, vestigios de aquella primera revolución industrial y sus duras condiciones de vida.
Un elemento singular es el quiosco que se levanta en la plaza, delante de la iglesia. Desde su tarima, los líderes obreros y sindicales de los primeros momentos del socialismo arengaban a los mineros, en el tránsito del siglo XIX al XX.
Peñas Negras
A unos tres kilómetros de La Arboleda se encuentra el centro de interpretación medioambiental Peñas Negras. Es un equipamiento educativo gestionado por el Gobierno Vasco, cuyo objetivo es sensibilizar sobre la importancia del cuidado del medio ambiente. Ofrece diversos recursos como una exposición permanente, exposiciones temporales, material didáctico, itinerarios señalizados y actividades informativas. También organiza programas para dar a conocer la historia minera de la región y su entorno natural, incluyendo visitas guiadas por la antigua zona minera de La Arboleda.
Museo de la Minería
El Museo de la Minería del País Vasco, en Gallarta (Abanto-Zierbena), está ubicado en un entorno privilegiado, con impresionantes vistas a la antigua mina Concha II, una de las más grandes de Europa en su tiempo.
Lo que hoy vemos de esta mina es un inmenso socavón aterrazado que se hunde hasta 27 metros bajo el nivel del mar. La búsqueda del mejor mineral forzó el desplazamiento de toda la población de la primitiva Gallarta, originariamente ubicada en este punto, al emplazamiento donde actualmente se encuentra. De esta Gallarta, ya casi olvidada, era natural la histórica líder sindical Dolores Ibárruri “Pasionaria”.
El museo alberga una de las mayores colecciones de herramientas y objetos relacionados con la actividad minera, recogidos a lo largo de los años. Junto con los enfoques más académicos y educativos, se ofrecen también a los visitantes experiencias vinculadas al universo de las emociones, los recuerdos y las vivencias de aquellas personas que han sido el alma de toda una cultura.
La vía verde de los Montes de Hierro
Este recorrido de 39 km permite recorrer, a pie o en bicicleta, las entrañas de la cuenca minera de los montes de Triano. La vía conecta los municipios de Artzentales y Muskiz, atravesando los de Sopuerta, Galdames y Abanto-Zierbena. En su caminar, los visitantes pueden identificar interesantes vestigios del pasado minero, en forma de ferrerías, restos de poblados mineros, cargaderos u hornos de calcinación.
Especial interés tienen los elementos conservados en torno al antiguo ferrocarril minero de Triano, que unía antaño el barrio de La Aceña, en Galdames, con los cargaderos a pie de Ría de Sestao. Inaugurada en 1876, esta infraestructura prestó servicio durante prácticamente un siglo entero. En este tiempo, funcionó como la gran arteria a través de la cual las principales minas de la cuenca cargaban el mineral hacia los puntos de embarque en la Ría.
La experiencia permite a los senderistas atravesar viejos túneles, como el del Sobaco, visitar estaciones, como la de La Aceña en Galdames e identificar los restos de varios cargaderos de mineral y otras estructuras.
El entorno de Pobeña-Kobaron
La vía verde de los Montes Mineros culmina en el municipio de Muskiz, aunque todavía es posible caminar un buen trecho más por la vía verde Itsaslur. Este nuevo recorrido une los barrios de Pobeña y Kobaron, a través de un sendero habilitado sobre el trazado de un antiguo ferrocarril minero.
La vía, al borde mismo del mar, ofrece unas espectaculares vistas sobre los acantilados y el Cantábrico y, en su entorno, aún es posible identificar diferentes vestigios de la actividad minera. Lamentablemente, en el año 2008, un golpe de mar se llevó consigo la mayor parte del elemento más icónico de todos ellos, el cargadero de McLennan, en Kobaron, tras más de un siglo desafiando los temporales marinos.